Recomendaciones sobre el uso de las mascarillas en espacios interiores

Recomendaciones sobre el uso de las mascarillas en espacios interiores

Tras dos años de pandemia y de uso obligatorio de la mascarilla, ayer terminó esta directriz en interiores, que era ya la última restricción que nos quedaba. En cualquier caso, si algo nos ha enseñado esta crisis sanitaria es que debemos ser prudentes y que tenemos que seguir ejerciendo la responsabilidad individual.

Por ello, e independientemente de que no sea obligatorio llevarla, podemos y debemos usarla siempre que lo consideremos oportuno ya sea porque podamos correr mayor riesgo de contagio, o bien porque tengamos una sintomatología compatible con COVID 19.

Desde el Consejo Interterritorial, Sistema Nacional de Salud han elaborado un documento exponiendo los lugares en los que se obliga la utilización de la mascarilla:

1-Trabajadores de centros y visitantes de centros, servicios y establecimientos sanitarios y en pacientes con excepción de las personas ingresadas cuando permanezcan en su habitación.

2-Trabajadores en centros socio – sanitarios. Visitantes en zonas compartidas de centros socio – sanitarios.

3-Medios de transporte.

Además se recomienda su utilización en determinadas situaciones, las cuales quedan expuestas en el documento completo al que puede acceder desde aquí:

Documento elaborado por el Consejo Interterritorial, Sistema Nacional de Salud sobre el uso de mascarillas en interiores

Desde CFP IN apoyamos la utilización responsable de la mascarilla tanto en espacios interiores como en exteriores siempre que sea necesario. No queramos adelantarnos, el fin de la pandemia llegará, pero debemos seguir teniendo cuidado.

Fuente del documento adjunto: Consejo Interterritorial, Sistema Nacional de Salud

Marzo de 2022, la fecha que la OMS baraja para que la Covid esté controlada

Marzo de 2022, la fecha que la OMS baraja para que la Covid esté controlada

Marzo de 2022. Una fecha para anotar en la agenda, eso sí con cautela, ya que el virus nos viene sorprendiendo desde hace año y medio. La fecha es la que ha lanzado  la Organización Mundial de la Salud (OMS), como previsible para tener controlada la pandemia, y apunta como requisito que  se mantenga el ritmo de inmunización de la población. 

Son incluso más optimistas los responsables de la OMS cuando apuntan “seguir con la misma velocidad de administración podría incluso adelantar la salida».


En cuanto a la idoneidad de inocular una tercera dosis de la vacuna, la OMS es partidaria de esperar, como mínimo, hasta el año que viene.  Considera la entidad sanitaria que en ese momento se dispondrá  de más información y evidencias y habrá un 40 por ciento de la población mundial con al menos la primera dosis. Se trataría de posponer  la tercera dosis hasta que sea más equitativa. Es una estrategia de protección colectiva.

Sobre la vacunación de los menores de 12 años, el inicio del curso escolar será un factor clave a la hora de evaluar el riesgo que presente este grupo de población menor. 

Y se hizo la luz… de la cultura preventiva

Cultura preventiva antes cultura de seguridad. La primera vez que encontramos este concepto es en 1986 coincidiendo con la catástrofe sufrida en Chernobil. En aquel momento la Agencia Internacional de la Energía Atómica, atribuyó a una “pobre cultura de la seguridad” un desastre, cuyas consecuencias aún se siguen pagando.

Y fue tras esta definición de la Agencia Internacional de la Energía Atómica cuando la seguridad,  la prevención, empiezan a tenerse en cuenta como un factor importante de gestión.

Si llegar hasta ahí no fue fácil, después, tampoco lo ha sido. Desgraciadamente los humanos somos de memoria frágil y tendemos a relajarnos hasta que algo hace saltar todas las alarmas. En 1986 fue Chernobil, en 2020 ha sido la pandemia.

De nuevo la cultura de la prevención está entre las prioridades. Nos hemos dado cuenta que estábamos menos preparados de lo que creíamos y que no hay nada más importante que la salud, en el sentido más amplio de la palabra.

De repente, la pandemia hizo que entre otros colectivos, las miradas se giraran hacia los servicios de prevención, y allí estábamos, allí estaba y aquí sigue, CFP In. Éramos y somos esenciales, y la prevención es un objetivo prioritario.

En todo el proceso, a nosotros también nos ha tocado reaccionar y hemos descubierto que estábamos preparados para afrontar una situación complicada y muchas veces caótica. Hemos sabido adaptarnos para gestionar la vuelta al trabajo en condiciones de seguridad para los/as trabajadores/as, rastreando e  investigando los casos y contactos de infección por Sars Cov-2 detectados en las empresas, solicitando pruebas diagnósticas, cuidando de los trabajadores vulnerables, realizando seguimientos e implantando medidas de seguridad y prevención, asesorando a las empresas etc…sin olvidar la coordinación con el sistema público de salud y las autoridades sanitarias.

Esta pandemia pasará  y desde CFP In seguiremos aportando nuestro conocimiento y  trabajando en educar, formar, realizar planes de prevención, evaluar riesgos, instaurar medidas preventivas, vigilar la salud de las personas, asesorar…

Será también importante que no nos olvidemos, como nos olvidamos de las lecciones aprendidas tras la catástrofe de Chernobil. La forma de no olvidar es sin duda, aprender de los errores, e insistir en lo que es prioritario no sólo cuando llegan los problemas, sino en todo momento.

Lo sabíamos ya, pero las circunstancias nos han obligado a recordar que la cultura preventiva debe estar en el eje central de toda gestión, tanto a nivel social como en nuestras empresas. Obviarlo puede salir, sale de hecho, muy caro. Es terrible que se repita un accidente o un daño en la salud de una o varias personas, sabiendo que éste  hubiera sido perfectamente evitable si se hubieran adoptado las medidas de prevención pertinentes.

Lo resumió  el escritor superviviente del holocausto, Elie Wiesel de forma magistral: “ Sin memoria no hay cultura. Sin memoria no habría civilización, no hay sociedad, no hay futuro”.

No perdamos la memoria.

La pandemia acelera la transformación digital

La digitalización de muchos de nuestros procesos, eso que ha dado en llamarse la Industria 4.0, llegó antes que la COVID-19 pero como en muchos otros asuntos, el virus ha acelerado y maximizado muchas cosas y sin lugar a dudas, una de ellas es la transformación digital.

Quienes no habían iniciado ese cambio radical han tenido que adaptarse a él de forma rápida, no olvidemos que con la pandemia llega el teletrabajo masivo, por citar solo un ejemplo palpable.

La formación, evidentemente no es ajena a esta nueva realidad, las plataformas virtuales ya estaban entre nosotros, pero en el último año largo ya, han cobrado un especial protagonismo consiguiendo mayor visibilidad dentro de los entornos de aprendizaje…

A los formadores, no nos quedó más remedio que aprender sobre la marcha para poder seguir enseñando. Por cambiar, hemos tenido que cambiar hasta la nomenclatura, de hablar prioritariamente de formación presencial, hemos pasado a hablar generalmente de formación en aula virtual.

Y como todo contratiempo tiene su propio aprendizaje, en CFP IN contrastamos nuestra capacidad de adaptarnos con éxito y de forma rápida a lo que la nueva situación nos estaba demandando, para poder seguir respondiendo a las necesidades de nuestros clientes.

En definitiva, no sólo supimos responder en plazo y forma, sino como suele decirse, hacer de la necesidad virtud y salir reforzados.