La vacuna pediátrica contra la COVID-19 ya es una realidad

La vacuna pediátrica contra la COVID-19 ya es una realidad

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha dado luz verde a la posibilidad de poner a los menores, entre 5 y 11 años, la vacuna contra la COVID19.

El medicamento desarrollado por BioNTech/Pfizer ya contaba con la autorización de uso para mayores de 12 años. De esta manera, la EMA autoriza la primera vacuna pediátrica frente a la COVID-19 que tiene el visto bueno en la Unión Europea.


La dosis para esta nueva franja de edad se administrará al igual que en adultos: dos dosis en la parte superior del brazo con un intervalo de tres semanas. La dosis, sin embargo, será menor que la utilizada en personas mayores de 12 años (10 microgramos para los más pequeños,  frente a 30
microgramos para el resto).


El Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), en el que están integrados expertos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), ha tomado esta decisión basada en un ensayo que muestra que con la dosis de 10 microgramos la respuesta inmune, medida por el nivel de anticuerpos generados frente al SARS-CoV-2, es comparable a la observada con una dosis más alta (30 microgramos) en personas de 16 a 25 años.


Las reacciones adversas más frecuentes identificadas en menores de 5 a 11 años son similares a las registradas en mayores de 12 años, que incluyen dolor, inflamación y enrojecimiento en la zona de la inyección, dolor de cabeza, fatiga y dolor muscular.

Tras la autorización de comercialización condicional otorgada por la CE, la vacuna pediátrica se pondrá en España a disposición de las autoridades de Salud Pública del Ministerio de Sanidad para ser utilizada en los planes de vacunación de acuerdo a sus características.

 
Esta nueva formulación sí necesita dilución y la compañía empezará a distribuirla en la Unión Europea en la segunda quincena de diciembre, de acuerdo a su capacidad productiva.

La admirable historia de Uğur y Özlem

Si decimos Uğur y Özlem seguramente no les suene a nada. Se trata de dos nombres propios a los que les debemos mucho. Empecemos por el principio de esta historia de pasión, emigración, coraje y amor. Una historia que tiene como colofón  cómo un matrimonio de médicos desarrolla en tiempo record una vacuna contra la COVID-19 con una efectividad comprobada de un 97%. Una aportación a la humanidad incalculable.

Estos son Uğur y Özlem:

Uğur Şahin, de 55 años, nació en Iskenderun, Turquía. Cuando tenía cuatro años, su familia se mudó a Colonia, Alemania, donde sus padres trabajaron en una fábrica de Ford. Creció queriendo ser doctor.

Özlem Türeci, de 53 años,  es la jefa médica de BioNTech, nació en Alemania, hija de un médico turco que había inmigrado desde Estambul.

Türeci y Sahin se conocieron en la Universidad de Sarre de Hamburgo. Él ya era médico y estaba especializado en oncología; ella era estudiante de medicina. Se casaron en 2002 en una ceremonia rápida y sin grandes florituras, de hecho aquel día también fueron a trabajar al laboratorio. Investigaban cómo entrenar al sistema inmune para atacar a las células cancerígenas. Cuando se quedaron sin fondos, decidieron emprender. Ambos cofundaron en 2008 la empresa de biotecnología BioNTech.

Hace dos años, el Dr. Uğur Şahin subió al escenario en una conferencia en Berlín  y declaró ante un público de expertos en enfermedades infecciosas que su empresa podría utilizar su tecnología de ARN mensajero para desarrollar rápidamente una vacuna en caso de una pandemia mundial. En ese momento, su empresa se centraba principalmente en los tratamientos contra el cáncer. Nunca había lanzado un producto al mercado. La COVID-19 aún no existía. Pero sus palabras resultaron proféticas.

Posteriormente, en enero de 2020, durante un desayuno en su casa, Ugur Sahin leyó por primera vez en ‘The Lancet’ que un virus de origen desconocido estaba causando una extraña neumonía en la ciudad china de Wuhan. Lo comentó con Ozlem mientras tomaban el primer café de la mañana. Unos días más tarde, BioNTech ya tenía un prototipo de vacuna y 500 empleados de la compañía trabajaban a destajo en el «Proyecto Velocidad de la Luz».

A día de hoy, esta pareja de médicos y fundadores del laboratorio alemán BioNTech, han estimado el fin de la pandemia “para mediados de 2022”, que es cuando creen que todas las regiones habrán alcanzado un alto nivel de vacunaciones e inmunidad de rebaño.

Ellos ya figuran entre las 100 personas más ricas de Alemania. Y a pesar de eso, su austeridad se ha convertido en parte de su leyenda. La pareja, que tiene una hija adolescente, vive en un apartamento modesto de la ciudad de Magenta. Van a trabajar en bicicleta, no tienen coche y siguen dando clases en la universidad local.