La siniestralidad laboral sigue siendo una de las preocupaciones más importantes para la sociedad en general, y para las empresas en particular. Las cifras correspondientes a 2023 son tan elevadas, que exigen la implicación de todos. El pasado ejercicio, España registró 647.495 accidentes laborales con baja. De ellos, la mayoría, 558.936, ocurrieron durante la jornada de trabajo, mientras que 88.559 fueron «in itinere», es decir, en el trayecto entre el hogar y el lugar de trabajo.
Los más afectados fueron los trabajadores asalariados, quienes sufrieron el 94% de estos accidentes. El análisis revela una clara desigualdad entre géneros: los hombres experimentaron más del doble de accidentes que las mujeres. Esta brecha se amplía aún más en los casos graves y mortales, donde la tasa de mortalidad masculina fue 13 veces mayor.
Por sectores, la construcción, con un índice de siniestralidad de 6.298,6, fue el más afectado, seguido de la industria y el sector agrario. Por otro lado, el sector servicios presentó la menor incidencia. En los hombres, las actividades más peligrosas fueron la silvicultura y la fabricación de productos metálicos, mientras que, en las mujeres, destacaron la recogida de residuos, las actividades postales y la asistencia en centros residenciales, con tasas de accidentes tres veces superiores a la media.
A pesar de la gravedad de estos números, la mortalidad laboral mostró una leve mejora respecto a 2022, con 616 fallecimientos, un 16,2% menos. Las causas más frecuentes de estas trágicas pérdidas fueron infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas, seguidas de accidentes de tráfico y colisiones. La mortalidad aumentó considerablemente a partir de los 50 años, y los sectores agrario y de la construcción se mantuvieron como los más mortales.
Desde CFP IN seguiremos trabajando en favor de la concienciación y la corresponsabilidad para intentar reducir al máximo estas cifras.